La política de calidad que ALTA siempre ha puesto en práctica en todas sus acciones es un requisito previo para las relaciones que establecemos con el mundo exterior —los clientes en primer lugar, pero también nuestros socios proveedores— e internamente, con nuestros empleados.
La atención continua que requieren estas prácticas se basa en el cumplimiento de las normas y en un riguroso ciclo de controles y equilibrios. Pero eso no es todo: para que las normas se conviertan en una práctica cotidiana y los controles sean siempre eficaces, hay que tomar conciencia constantemente de los resultados de las propias elecciones y acciones. Estos son los principios que nos inspiran desde hace más de 50 años.